El domingo 24 de marzo Colonia Elía conmemoró la jornada por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
La convocatoria se concentró en la plazoleta del mástil principal del pueblo y el acto fue presidido por el intendente Ramón Barrera, quien estuvo acompañado por la viceintendente Karina Alcaraz; el secretario de Gobierno y Hacienda, Sebastián Adon; el secretario de Desarrollo Social, Rubén Becker, la secretaria de Turismo, Cultura y Deportes, Guillermina Parlatto y los concejales Edgardo Galiani, Susana Garin, Luciana Migueles, Fernando Heidenreij, Soledad Alfonso y Diego Benítez.
También fueron protagonistas los representantes de instituciones como la directora de la Escuela Primaria N° 28 “Pte. Hipólito Yrigoyen”, profesora Griselda Van Derdonckt y la secretaria, Lidia Pedroza, entre otros.
El izamiento de la Bandera estuvo a cargo del intendente, la concejal Luciana Migueles y la directora de la Escuela N° 28, donde se vivió un momento de honda emoción por lo significativo de la fecha y por recordar la importancia de sostener por más de cuatro décadas al sistema democrático.
La comunidad de Colonia Elia, que se caracteriza por tender puentes y no por alimentar grietas, confirmó –una vez más- que no hay calidad de vida sin democracia y sin la defensa de los Derechos Humanos.
El 24 de marzo se ha instituido como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia para conmemorar en Argentina a las víctimas de la última dictadura cívico militar, autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional”, que usurpó el gobierno democrático entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983.
En Colonia Elía se cultiva esta instancia para continuar construyendo colectivamente una jornada de reflexión y análisis crítico de la historia contemporánea.
La fecha fue establecida en 2002 por la Ley de la Nación 25.633, cuyo artículo 1º establece: “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa fecha del año 1976”.
Con el derrocamiento del gobierno de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976 se impuso la dictadura más sangrienta que la historia argentina recuerde. La represión fue la norma, y quedó materializada en los más de 300 centros clandestinos de detención y tortura, cuyo resultado fueron los más de 30 mil desaparecidos.
La dictadura se terminó el 10 de diciembre de 1983, con la asunción de Raúl Alfonsín quien con su coraje y valentía dio las bases para la democracia. Por eso lo reconocemos como el Padre de la Democracia.
Memoria, verdad y justicia son banderas de lucha, pero también son procesos que se retroalimentan. Es importante recordar lo sucedido para que estos hechos atroces no se vuelvan a repetir. Para ello, es indispensable conocer la verdad, esa verdad negada por los propios responsables de los mayores crímenes cometidos en nuestro pasado reciente. Del mismo modo, es imprescindible juzgar y condenar los crímenes para que nuestro pueblo pueda procesar el daño sufrido.
Por eso, los procesos de memoria, verdad y justicia tienen un sentido de reparación para el conjunto de la sociedad y son las bases indispensables para logar los consensos básicos para la vida en democracia, a la vez que promueven la reconstrucción de los lazos sociales.